Orgullo y prejuicio – Ironía disfrazada de romanticismo

La novela estrella de Jane Austen, Orgullo y prejuicio, es un relato más o menos romántico acerca de las hermanas Bennet y sus devaneos en busca del esposo adecuado para casarse. Fue publicada a principios del siglo XIX, concretamente en 1813, aunque su primera versión fue escrita dieciséis años antes. Jane Austen tenía entonces tan solo veintiún años.

En principio es una novela romántica, ya que en ella se cuentan los enamoramientos, obstáculos y desavenencias de tres de las hermanas con sus respectivos pretendientes. Pero Jane Austen presenta la historia con mucha ironía y una sutil mala leche. Prueba de ello es la famosa primera frase con que comienza el libro:

«Es una verdad reconocida universalmente que a todo hombre soltero que posee una gran fortuna le hace falta una esposa»

orgullo y prejuicio
La traducción de esta edición me ha parecido mejorable

Lo irónico del asunto es que más bien sucede al revés. Las hermanas Bennet deben encontrar marido si quieren asegurarse un techo y una prosperidad cuando fallezca su padre. Esto se debe a que, según las leyes de la época, por su condición de mujeres no van a heredar la fortuna ni las propiedades a la muerte del padre. El beneficiario, en cambio, será su desagradable primo Collins.

El derecho de herencia de la época, que se conoce como mayorazgo, solo se transmitía por linaje masculino. Es esta circunstancia la que lleva a las hermanas a la necesidad de buscar marido, y que el atractivo del elegido dependa en gran medida de su posición, fortuna e ingresos.

Orgullo, prejuicio y crítica social

No podemos leer la novela sin entender que es una incisiva crítica a la sociedad de la época, y una denuncia feminista tan necesaria entonces como hoy día, pese a los avances que se han logrado en esta materia.

Hay mucha sátira en Orgullo y prejuicio, y ese es, sin duda, su punto fuerte. Un ejemplo definitivo de cómo, con fina ironía, Jane Austen retrata la falsedad de esta sociedad pomposa y frívola lo vemos en un diálogo entre dos de las hermanas hacia el final de la novela: una le pregunta a la otra cuándo se enamoró de X señor (no digo sus nombres para no destripar la trama). Y la otra le contesta que cuando vio sus hermosas fincas.

Jane Austen. Fuente: Infolibros

La familia Bennet

Jane Bennet

La hermana mayor, Jane, se nos presenta engañosamente, al principio de la novela, como la principal protagonista. La trama de Jane representa el amor romántico, ese amor a primera vista, idealizado y tan poco profundo como cabía de esperar. El motivo de sus suspiros es el señor Bingley, tan insulso como la propia Jane.

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Jane Bennet en el cine a lo largo de los años – Fuente

Sin embargo, la autora vende el suyo como un amor verdadero. Quizá lo sea, pues ambos juegan en una liga muy marcada por las buenas maneras, la superficialidad y el amor mal entendido. A él y a ella les funciona, así que nada que añadir salvo que resultan insípidos.

Elisabeth Bennet

La protagonista indiscutible es Elisabeth Bennet, la hermana segunda. Lizzy (Elisabeth) tiene un carácter totalmente opuesto al de sus hermanas. No busca el amor, no busca el matrimonio y rara vez entra en ese juego de las apariencias, los bailes y los modales amanerados de la época. Elisabeth no se amilana, no se muerde la lengua y no se deja intimidar por el qué dirán. Y por eso todos amamos a Elisabeth. Ella representa a la mujer feminista.

Además, Elisabeth le planta cara a su aborrecible madre, una señora que no tiene tapujos en confesar que, por las razones comentadas más arriba, Lizzy es su hija menos favorita.

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Elisabeth Bennet y Mr. Darcy en distintas películas – Fuente

Elisabeth protagoniza otra de las tramas románticas de la novela, la más interesante sin duda, con un personaje masculino que no voy a nombrar para no destripar el argumento. Él es un personaje que también se deja querer por el lector pese a su carácter tosco y orgulloso en apariencia. Su amor es mucho más creíble, o al menos más trabajado.

Tanto él como ella son los únicos personajes de la novela que tienen cierto desarrollo personal. Aunque su relación amorosa no deja de estar condicionada por toda esa falsedad presente en toda la obra. La buena posición económica de él influye de forma decisiva en el proceso de enamoramiento de Lizzy.

Lydia Bennet

La tercera hermana, Lydia, es la más alocada y frívola de las tres. Su relación inapropiada con un soldado de dudosa calaña será motivo de un gran conflicto que dará no pocos quebraderos de cabeza a la familia Bennet. 

Jena Malone como Lydia Bennet en Pride & Prejudice (2005)

El señor Bennet

Otro personaje memorable en Orgullo y prejuicio es el señor Bennet padre. Siempre tiene la lengua afilada y lanza sin parar réplicas ingeniosas con mucha flema, humor y sarcasmo cien por cien british. Quizá el trato que le brinda a su esposa sea censurable, pero el lector no puede evitar que se le escape una sonrisa cómplice.

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Mr. Darcy es uno de los protagonistas masculinos. Fue interpretado para la B.B.C. por Colin Firth

No todo es redondo en Orgullo y prejuicio

La principal pega que le pongo es que me costó encontrarle el pulso narrativo a la novela. Quizá se debió a la traducción, no muy acertada en mi opinión. O puede que, con todos mis respetos al talento de Jane Austen, el ritmo y la estructura no sean su punto fuerte. Espero comprobarlo cuando lea alguna otra novela suya.

En su día la obra recibió duras críticas de otra ilustre escritora inglesa. Me refiero a Charlotte Brontë, la autora de Jane Eyre. Charlotte leyó Orgullo y prejuicio en 1848. O sea, unos 35 años después de su publicación. Lo cierto es que en esa época el mundo de las artes había cambiado. En tiempos de Jane Austen lo que se imponía era la contención. En cambio, la época que le tocó vivir a la mayor de las hermanas Brontë era más dada a dejarse desbordar por la pasión.

Y esto es precisamente lo que Charlotte echa en falta en Orgullo y prejuicio: la acusa de no tener sentimiento, ni poesía, ni entusiasmo. En definitiva, de ser un retrato superficial y distante de sus protagonistas y costumbres.

Es cierto que Jane Austen tiene una forma de escribir encorsetada, lo que puede justificar el rechazo de Charlotte Brontë, que era hija de su tiempo. Pero, en mi opinión, por esa elegante ironía que destila Orgullo y prejuicio en sus páginas, y ese cinismo ácido que despacha, bien vale la pena su lectura.

SOBRE MÍ Me llamo P. A. García y soy escritor. Tengo tres novelas publicadas: Un oficio indiscreto es una novela negra en un mundo de ciencia ficción. Porvenir es una aventura espacial futurista con toques apocalípticos. La Secta del Fuego es una novela de espada y brujería. Además, participo en un podcast sobre cine e historia, con mucho humor, llamado La Hoguera de los Necios.