Barbagrís – Un mundo sin niños

Barbagrís, del británico Brian W. Aldiss, es de esas novelas que más disfruto: una historia contada en apenas 300 páginas, sin alargamientos innecesarios y con un final cerrado. No necesito más. De hecho, a veces tengo la sensación de que este tipo de novelas están de capa caída y lo que se lleva ahora son trilogías, sagas interminables y universos expandidos. ¡Qué pereza!

Barbagrís

En fin, volviendo a lo que nos ocupa, en Barbagrís nos metemos en un mundo postapocalíptico en el que un accidente nuclear ha esterilizado a la humanidad. Sin renovación generacional, la civilización languidece a medida que los representantes de la raza humana se hacen viejos.

El principal protagonista, Barbagrís, es un hombre que, pese a tener casi sesenta años, es de los más jóvenes del planeta.

Barbagrís, de Brian W. Aldiss

Barbagrís (Greybeard) fue publicada originalmente en 1964. El planteamiento de la novela -un mundo sin niños- se parece bastante a de The Children of Men (1992), de P. D. James. Pero el desarrollo no tiene nada que ver.

La sinopsis oficial de Barbagrís dice más o menos así:

En el año 2029 Barbagrís, a sus cincuenta y cinco años es todavía un joven entre los supervivientes de la catástrofe atómica de 1981… Aniquilada la civilización actual, la Humanidad, incapaz de reproducirse por los efectos de la radiación nuclear, arrastra una existencia miserable. Sólo Barbagrís y su esposa Martha mantienen una esperanza que parece materializarse en el tierno y poético desenlace.

Barbagrís

Pasado y presente en el futuro

Sí, es de esas sinopsis que no te dan una idea clara de sobre qué trata la novela… Básicamente, tenemos a Barbagrís y su mujer Martha que, acompañados por unos pocos camaradas, dejan el lugar donde han vivido aislados los últimos años – la pequeña aldea de Sparcot -para dirigirse hacia Londres sin un objetivo concreto. En su viaje río abajo -el Támesis- nos van dando cuenta del estado del país al mismo tiempo que dejan aflorar sus recuerdos aquí y allá.

La novela alterna capítulos entre el presente y el pasado de los personajes -principalmente Barbagrís-. Los capítulos en el pasado tienen como telón de fondo los primeros momentos del Cataclismo. Pero los más interesantes son los capítulos que hacen avanzar la trama en el presente, y por mucho.

Barbagrís

El capítulo más brillante es el primero. Es potente e inmersivo, un gran ejemplo de cómo meter al lector en el meollo de la historia a las primeras de cambio. Destaca muy por encima del resto de la novela, que irremediablemente va decayendo. Pero esto no implica que no se pueda seguir leyendo hasta el final fluidamente, sin esfuerzo.

Los capítulos que hacen referencia al pasado me parecieron menos estimulantes, como digo. Me dio la sensación de que Aldiss se va por las ramas, no tiene chicha. Entiendo que introduce estos chapuzones en el pasado para ahondar en la psicología de Barbagrís, pero patina. Es por esto que Barbagrís no es una novela redonda.

Barbagrís: Entre el hastío y el lirismo

Barbagrís rezuma mucho hastío, nostalgia, cansancio, decadencia y pesimismo, aunque Aldiss no puede evitar dejar caer un rayo de esperanza al final. A priori uno podría pensar que la falta de niños no necesariamente podría ser tan devastadora para los supervivientes, lo cierto es que Aldiss razona muy bien ese aspecto central de la novela y termina convenciéndote.

La explicación de cómo se produjo la esterilidad universal, o sea del llamado Accidente de 1981, me resultó muy ingeniosa y muy de ciencia ficción.

También es interesante en la novela ver cómo el autor imagina el futuro desde 1964. A nivel tecnológico o social no acierta ni una, como que no hay nada parecido a Internet y las mujeres siguen teniendo nula relevancia en la sociedad. Pero no pretende anticipar el futuro, no se trata de eso, claro está. Cuando me enfrento a una novela así me gusta considerar el futuro imaginado como un futuro alternativo. Así es mucho más divertido.

Además, la novela tiene las dosis justas de sensibilidad, lirismo, verosimilitud y coherencia como para que nada de eso chirríe. Constituye un microcosmos propio con los suficientes elementos para que te sumerjas de lleno en la historia. Y el final, sin ser espectacular, me pareció bastante adecuado.

En su periplo río abajo, los protagonistas presencian cómo el mundo se ha ruralizado, las alimañas vuelven a ser una amenaza y el autoritarismo campa a sus anchas.

Víctima de su tiempo

Le encontré algunas pegas a novela. Por ejemplo, los personajes secundarios no me acabaron de cuajar. Y el propio Barbagrís me resultó un poco antipático en relación con su mujer, Martha. Él monopoliza totalmente la relación de pareja, solo él importa. De hecho, en cierto episodio de la novela se cuenta cómo a Martha la secuestran y casi violan… Pero apenas se presta atención a las consecuencias traumáticas porque Barbagrís tiene una epifanía y, claro, ella deja de importar.

En fin, ya se sabe que juzgar el pasado desde el presente es hacer trampa. Si lo digo no es para criticar el libro ni al autor, sino por contar mis reacciones como lector.

Brian W. Aldiss

Para finalizar, decir de Brian W. Aldiss (1925-2017) que fue un escritor prolijo y, por lo tanto, irregular. Se inició en los últimos estertores de la Edad Dorada de la ciencia ficción para terminar convirtiéndose en uno de los adalides de la Nueva Ola británica.

Le tengo cariño a su novela La nave estelar (Non-Stop) (1958). Sin embargo, Criptozoico (An Age, o Cryptozoic!) (1967) me aburrió un montón. Del resto de su obra no conozco nada más.

Brian W. Aldiss

Otras reseñas

En el blog Rescepto Indablog podéis encontrar otra reseña de Barbagrís.

Y en el podcast Retronautas tienen un episodio dedicado a Barbagrís y otros futuros estériles.

SOBRE MÍ Me llamo P. A. García y soy escritor. Tengo tres novelas publicadas: Un oficio indiscreto es una novela negra en un mundo de ciencia ficción. Porvenir es una aventura espacial futurista con toques apocalípticos. La Secta del Fuego es una novela de espada y brujería. Además, participo en un podcast sobre cine e historia, con mucho humor, llamado La Hoguera de los Necios. 

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