Flow – Un mundo que salvar es una película de animación sin diálogos estrenada en el Festival de Cannes de 2024. Cuenta la historia de supervivencia de varios animales en un mundo inundado de agua. Fue dirigida por el cineasta letón Gints Zilbalodis, cuyos trabajos anteriores (varios cortos y un largo) comparten la característica de ser de animación y carecer de diálogos.
Flow – Una película apocalíptica y posthumana
El protagonista principal de Flow es un gato negro que al inicio del film vive en una casa de campo abandonada. Deducimos que el dueño de la casa era el amo del gato (en la medida de que un humano pueda dominar a un felino) debido a su afición a tallar esculturas en madera con forma de gato. Este tallador o talladora ha desaparecido, al igual que el resto de la humanidad.
Pese a todo, nuestro lindo gatito lleva una vida más o menos agradable en contacto con la naturaleza. Hasta que un buen día el lugar en el que vive se inunda de agua. El nivel del mar no para de subir hasta convertir toda la región en un mundo sumergido prácticamente por completo.
Condenados a entenderse
Nuestro amigo gatuno encontrará su tabla de salvación en una barca a la deriva que se cruza en su camino. Pero no estará sólo en este refugio, sino que tendrá que compartirlo con un capibara, un lemur de cola anillada, un pájaro secretario y un perro labrador retriever.
La convivencia de los cuatro animales a bordo de la barca no será fácil. El temeroso gato no ganará para sustos en compañía de la dormilona capibara, el hipernervioso lemur, el arisco y amenazador pájaro secretario y el empalagoso perro labrador.
Que se junten en la barca de supervivientes animales de casi los cinco continentes (el capibara procede de Sudamérica, el lemur de Madagascar, el ave de África y el perro de Canadá), nos da la pista que el agua cubre toda la Tierra por completo. Esta premisa podemos encontrarla también en obras como la novela El mundo sumergido, de J. G. Ballard, o la película Waterworld, con Kevin Costner demostrando que tiene muchas agallas (XD).
Animales realistas aunque ligeramente humanizados
Al contrario que otras obras de ficción con animales de protagonistas, como la estupenda novela La colina de Watership, Flow – Un mundo que salvar nos presenta animales realistas, en el sentido de que no son animales parlantes. El gato se comporta como un gato, maúlla como un gato y le gusta darse un chapuzón en el agua tan poco como a cualquier felino.
No obstante, los animales que protagonizan Flow no están exentos de cierta humanización. Los cinco tienen un carácter bien diferenciado. Por ejemplo, el gato es temeroso al principio, pero muy resuelto y capaz de afrontar grandes desafíos y socializar. El lemur está obsesionado con un cesto lleno de objetos humanos de los que no quiere separarse, entre ellos un espejo. El alivio cómico lo ofrece el perro, que se muestra muy amistoso y juguetón, algo mal recibido de primeras por sus compañeros, sobre todo al gato le costará cogerle confianza.
Otra muestra de la humanización de los animales es que en terminado momento las criaturas comparten comida de forma más humana que animalesca. Y en un par de escenas vemos que han aprendido a manejar el timón para dirigir la barca. El cariño y la camaradería que acabará surgiendo entre ellos es también demasiado humana.
El tema principal de la película es la necesidad de los cinco animales que comparten la embarcación de aprender a soportarse y a colaborar si quieren sobrevivir. Poco a poco, de los recelos iniciales irán fluyendo hacia una relación más armoniosa e incluso de amistad. Flow, el título de la película en inglés, significa fluir, término que entiendo que apela tanto al fluir del agua en este mundo anegado como el fluir de las interacciones de los protagonistas en pos del beneficio común.
Aventuras sin respuestas
La película tiene su ración de aventuras derivada no sólo de la dramática inundación inicial, sino también de los tensos encuentros con otros supervivientes. Nuestros queridos protagonistas también van a tener que lidiar con un mar en ocasiones turbulento.
Flow no da respuestas a qué ha hecho desaparecer a los humanos, ni a porqué el nivel del agua aumenta hasta niveles apocalípticos. Ni siquiera nos cuentan si los dos fenómenos están relacionados. Queda a gusto del espectador, por tanto, elegir una explicación de corte fantástico, o de ciencia ficción, o cualquier otra.
El tono apocalíptico de la película me pareció muy evocador y estimulante. Son destacables las apariciones de una ballena de aspecto prehistórico que se cruza un par de veces con los inquilinos de la barca. También un pasaje en el que, en su viaje a la deriva, nuestros protagonistas se internan entre las ruinas semisumergidas de un templo con reminiscencias camboyanas. Me recordó a Angkor Wat o a un escenario sacado de Tomb Raider.
Una película con bastante flow (XD)
Flow – Un mundo que salvar me pareció una película bonita y entrañable, que entretiene y hace pasar un buen rato, aunque sin levantar pasiones. El cierre me ha parecido pertinente, así como un par de momentos de tono trágico.
Al tratarse de una película de animación con un animales de protagonistas, es fácil caer en la tentación de pensar que puede ser apto para toda la familia, niños incluidos. Tengo mis dudas al respecto debido al ambiente apocalíptico y a un par de momentos fúnebres que quizá son mal recibidos por el público más sensible. En todo caso, el tono predominante es amable.
La animación no es espectacular, sino más bien justita, pero no supone ningún impedimento para disfrutarla. Relacionado con este aspecto, a destacar el hecho de que la película fue renderizada utilizando el software de código abierto Blender. Este tipo de soporte informático apuesta por la libre colaboración entre usuarios y desarrolladores sin pedir nada a cambio. Se trata, en el fondo, de la misma filosofía colaborativa es que adoptan los animales protagonistas de Flow.
SOBRE MÍ Me llamo Pablo A. García. Tengo tres novelas publicadas: Un oficio indiscreto es una novela negra en un mundo de ciencia ficción. Porvenir es una aventura espacial futurista con toques apocalípticos. La Secta del Fuego es una novela de espada y brujería.
También he escrito para Ediciones Akal el ensayo de divulgación histórica La Francia de Gilles de Rais. El primer asesino en serie de la historia.
Además, participo en el pódcast sobre cine e historia La Hoguera de los Necios.