Cronopaisaje – Una novela dura de roer

Cronopaisaje es una novela de ciencia ficción del autor estadounidense Gregory Benford. Se publicó en 1980. Se encuadra dentro de la vertiente dura de la ciencia ficción, que es aquella que presta especial atención a la verosimilitud de los detalles científicos.

La novela se desarrolla en dos líneas temporales distintas, 1998 y 1962. El argumento es más o menos el que sigue:

Año 1998 el planeta se hunde lentamente en una profunda crisis política, económica y ecológica. Un grupo de científicos, encabezados por John Renfrew, pone en marcha un experimento científico para cambiar las cosas: utilizar unas partículas llamadas taquiones, que hipotéticamente pueden viajar más rápido que la luz, para enviar un mensaje al pasado y advertir a los científicos de 1962 de los graves problemas que depara el futuro.

En el pasado, ese 1962 al que se dirige el mensaje, el joven profesor Gordon Bernstein capta unas extrañas interferencias en sus experimentos de resonancia nuclear. ¿Pero será capaz de descifrar el mensaje? Y aunque lo haga, ¿servirá de algo? ¿Cómo se puede resolver el problema de la paradoja temporal en caso de que se intente cambiar el futuro?

Cronopaisaje
Cronopaisaje, de Gregory Benford. Una portada muy engañosa. En la novela no te encuentras nada ni remotamente parecido a lo que representa la imagen – Fuente

Cronopaisaje  – Una novela multipremiada

La novela plantea todas esas cuestiones temporales, y les da muchas vueltas a lo largo de las páginas. La forma seria y científica en que Cronopaisaje aborda estos temas, de física avanzada, le valió para hacerse con los premios más importantes del mundillo: el Nébula, el​ John W. Campbell Memorial, el BSFA y el Ditmar australiano.

De la obra ha pasado a la posteridad, especialmente, la llamada ley de la controversia de Benford. Se trata de un principio sociológico que puede aplicarse a cualquier debate humano, en especial a los que se luchan en Internet. Dice así:

La pasión asociada a una discusión es inversamente proporcional a la cantidad de información real disponible

Gregory Benford
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Otra portada de Cronopaisaje muy imaginativa y especialmente horrenda para mi gusto – Fuente

En Cronopaisaje Benford demuestra oficio, pero…

El autor no solo se limita a hacerse grandes preguntas en la novela. Va más allá y se toma la molestia de presentar, caracterizar y explicar a los personajes.

  • A Renfrew (en la línea temporal de 1998) solo le interesa la ciencia. Las intrigas para conseguir fondos le suponen un engorro. Es un tipo entregado, con algunos conflictos con su esposa que en teoría le dan más profundidad a su personaje, pero en realidad resulta insípido con ganas.
  • Bernstein (en la línea temporal de 1962) despierta más empatía, ya que es el que protagoniza la mayor lucha en la novela. Lo da todo por intentar comprender el mensaje y que sus compañeros también se den cuenta de lo que implica. Tiene tirantes relaciones familiares con su madre, y algunas discusiones con su pareja. Tampoco tiene mucho carisma que digamos.
  • Peterson, otro de los personajes con más páginas, actúa como representante de un organismo internacional encargado de repartir las limitadas subvenciones entre las distintas investigaciones en marcha para intentar arreglar el planeta. Tienen ciertos claroscuros interesantes, como que es una especie de sexoadicto, pero tampoco termina de brillar en la novela.

Y con respecto al desarrollo de la trama, Bendford contiene la resolución de la intriga hasta el final. Dosifica la información y de vez en cuando te da un latigazo que intensifica el interés del lector. Pero ni las revelaciones ni los giros terminan de tener la suficiente chicha, y el desenlace final tampoco es que diga gran cosa.

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Esta portada es más realista que las anteriores – Fuente

¿Originalidad?

Se puede decir que Benford le da una vuelta de tuerca al argumento del mensaje en el tiempo al pasado. Así, el verdadero enigma no es si desde 1998 serán capaces de enviar el mensaje mediante taquiones, sino en si los del pasado serán capaces de recibirlo e interpretarlo adecuadamente. Y sobre todo si, aunque lo consigan, servirá de algo.

También presenta la solución a las paradojas temporales con cierta originalidad ya que básicamente plantea que son resolubles e irresolubles al mismo tiempo, se dan y no se dan a la vez. ¡Bienvenido/a a la física cuántica, colega!

Esta portada, vaya, vaya – Fuente

Crítica a la ciencia en Cronopaisaje

En ocasiones se ha considerado que la novela critica la ciencia académica ya que se incide bastante en cómo algunos investigadores están más interesados en obtener dinero para sus departamentos que otra cosa. Mantenerse, sobrevivir gracias a las subvenciones, les preocupa más que realizar un gran descubrimiento científico o intentar cambiar realmente las cosas. Los representares de esta faceta son una especie de especuladores de la investigación científica. Alcanzar la VERDAD con mayúsculas no es su objetivo, han perdido la esperanza hace tiempo.

Lo cierto es que Benford describe con bastante realismo la vida universitaria y la competitividad entre los distintos grupos de investigación. También las situaciones de enfrentamiento que se dan entre los administradores y los investigadores. Esta es la parte más convincente de la novela, no en vano el propio autor procede de este mundillo. Pero, una vez más, este aspecto de Cronopaisaje tampoco me ha despertado interés alguno.

Esta portada no se moja mucho – Fuente

Poca sensación de apocalipsis

Lo que sucede en los océanos de 1998 (invadidos por una floración catastrófica) sí que trasmite cierta sensación apocalíptica. También la presencia cada vez más habitual de ciertas nubes amarillas tóxicas.

Pero en lo que respecta a cómo de amenazados están Renfrew y su esposa Marjorie, por ejemplo, poco o ningún impacto me ha producido mientras leía. Sí, la luz eléctrica está racionada, y un par de veces merodean unos sintecho algo siniestros. También se dice a menudo que cada vez hay menos comida en las tiendas. Pero a mí, como lector, nada de esto consiguió agobiarme.

Parece que el mundo se desmorona con demasiada calma y tranquilidad, sin violencia ni crudeza.

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Esta portada ya tiene más sentido – Fuente

Sin sentido de la maravilla

Lo peor de todo, para mi gusto, es que en la novela no hay sentido de la maravilla en absoluto, ni aventuras, ni diálogos con chispa. Nada de eso. Aunque, la verdad sea dicha, tampoco lo pretende.

Todo es cotidiano e insulso, plausible pero sin fuerza narrativa. Casi costumbrista. ¿Realista? Sí. Pero, ¿de qué sirve el realismo si ni te entretiene ni te importa un bledo lo que estás leyendo?

Gregory Benford más allá de Conopaisaje

Gregory Benford nació en 1941 en Alabama. Aparte de escritor, es catedrático de física y un conocido divulgador y asesor científico.

Se le considera una rara avis en el mundillo de la escritura por su habilidad para combinar la complejidad de la ciencia ficción más hard con la literatura de alto nivel. No comparto esa consideración. Ni lo que plantea en Cronopaisaje te vuela la cabeza, ni he percibido calidad literaria alguna. Sinceramente, me ha resultado muy tedioso y desangelado.

Gregory Benford
Gregory Benford en sus años mozos – Fuente

Antes de Cronopaisaje, en 1974, ganó el premio Nebula por el relato Si las estrellas son dioses, sobre las aventuras de un héroe espacial.

Pero cuando lo petó de verdad fue con la multipremiada Cronopaisaje, como decimos. La escribió a los 30 años de edad.

Con En el océano de la noche (1977), que trata del primer contacto con una raza extraterrestre dedicada a destruir toda forma de vida biológica, cosechó otro gran éxito.

También tiene fracasos en su haber, como una secuela de Fundación de Asimov llamada El temor de la Fundación (1997), bastante odiada por los fans de la saga.

Puedes leer otra reseña de Cronopaisaje en el gran Rescepto Indablog
SOBRE MÍ Me llamo P. A. García y soy escritor. Tengo tres novelas publicadas: Un oficio indiscreto es una novela negra en un mundo de ciencia ficción. Porvenir es una aventura espacial futurista con toques apocalípticos. La Secta del Fuego es una novela de espada y brujería. Además, participo en un podcast sobre cine e historia, con mucho humor, llamado La Hoguera de los Necios. 

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