Prisciliano – El primer hereje ejecutado por la Iglesia (1 de 2)

Prisciliano fue una figura tan controvertida como significante para la historia de Occidente. Se le atribuyen a la vez las consideraciones de hereje, reformador, mártir apócrifo, cristiano inconformista y disidente. Predicó en el siglo IV e. c. y su área de influencia fue principalmente la Gallaecia romana (noroeste de Hispania).

Este sujeto ostenta el dudoso honor de ser el primer hereje cristiano ajusticiado por sus discrepancias con el dogma establecido por la jerarquía eclesiástica. El brazo ejecutor de Prisciliano fue el poder civil representado por el emperador de Roma en connivencia con la Iglesia, un hito en la unión entre religión y Estado.

Temas como dónde nació, cómo pasó su juventud o dónde está enterrado Prisciliano son todavía polémicos. Por ejemplo, una cuestión en el aire es si fue Gallaecia su cuna. Y una antigua tesis que nunca ha dejado de estar vigente sostiene que son los restos de Prisciliano los que están enterrados en la tumba del apóstol Santiago. Nunca se han presentado pruebas concluyentes, pero el hecho de que se plantee tan sorprendente escenario es muy jugoso.

Prisciliano
Prisciliano presidiendo el Alba de Gloria, de Castelao FUENTE

La época de Prisciliano

La época en que vivió Prisciliano se encuadra en la Antigüedad tardía, o Tardoantigüedad, hispánica. Según algunos historiadores este periodo se extendió entre el año 284 e. c., con la llegada del emperador Diocleciano, hasta las invasiones islámicas del siglo VII.

El siglo IV supuso una etapa de expansión del cristianismo en detrimento del paganismo primigenio. Al principio del Imperio romano casi todos los cultos tenían cabida. Más tarde, empezó a perseguirse a los cristianos. Pero tras la adopción del cristianismo por Constantino (313 e. c.), este se convierte en una elección religiosa permitida libremente. Se trataba, sin embargo, de un cristianismo diversificado en múltiples doctrinas distintas. Como los cristianos no eran un grupo homogéneo, las controversias entre distintas facciones eran cada vez más frecuentes y enconadas.

De perseguido a perseguidor

A partir de la tolerancia legal al cristianismo, sacerdotes y obispos se fueron convirtiendo en agentes sociales muy influyentes. La opulencia del clero, su vida de lujos, regalada y vanidosa, pronto empezó a despertar críticas. Por ejemplo, el movimiento llamado ascetismo, que denunciaba y rechazaba la vida ostentosa de muchos miembros del clero, se extendió rápidamente por el imperio cristiano. Los obispos y el papa empezaron a tener peso en las decisiones políticas y su siguiente paso fue imponer el control ideológico de la población. Entonces el cristianismo pasó de perseguido a perseguidor de los paganos en la lucha por imponer un dogma único.

En el 380 e. c., el emperador romano Teodosio convirtió el cristianismo en la religión oficial del Imperio. Se prohibieron entonces los rituales a los dioses romanos tradicionales. Y al año siguiente, en el Concilio de Constantinopla, se acordó una primera definición de los dogmas de la fe cristiana frente a las distintas variantes existentes. La principal doctrina disidente marginada fue el arrianismo, corriente teológica que negaba el concepto de Trinidad.

La época de Prisciliano también fue turbulenta en lo que a inestabilidad política se refiere. Hubo alzamientos militares, guerras civiles e invasiones bárbaras (los godos llegaron a las fronteras presionados por los hunos del norte). También eran habituales las pugnas bélicas entre Roma y Persia. La famosa Pax romana quedaba ya lejos (se da por finiquitada en el año 180 e. c.).

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Teodosio I el Grande, emperador romano del 379 al 395 e. c. FUENTE

Vida de Prisciliano

Prisciliano nació en algún lugar de la Hispania romana en torno al año 340 ó 350 e. c. Puede que naciese en Mérida, en la Bética o en Lusitania. Muchas voces defienden su procedencia galaica debido a que fue en la Gallaecia donde su doctrina más arraigó. En el pasado se descartó su nacimiento galaico alegando que esta era una región poco romanizada y aislada del Imperio, y también poco poblada. Pero este argumento no se sostiene. En la provincia había ciudades potentes como Lucus Augusti (Lugo), Bracara Augusta (Braga) y Asturica Augusta (Astorga), y también lujosas villas (haciendas particulares autosuficientes).

El futuro hereje Prisciliano habría nacido en una familia noble y bien posicionada, posiblemente poseedora de al menos una rica villa. El nombre de Prisciliano (Priscillianus en latín), significaría prístino. Prisciliano quizá estuvo casado y formó familia a su vez con una tal Galla. No se sabe realmente. No sabemos tampoco nada de su juventud, pero se especula que debió recibir una buena educación en clave pagana aderezada con la lectura de textos clásicos. También estudió retórica y oratoria, destacando por su gran elocuencia. Se plantea que quizá realizó parte de su formación en Burdeos, algo habitual para gente de su posición social.

Zoroastrismo y superstición

Se dice que Prisciliano era admirador de Zoroastro, profeta considerado el fundador de la primera religión monoteísta. Y que tenía un gran interés por la astrología y la magia, esto último perseguido por el Imperio. (El emperador Valente primero, y Valentiniano después, culpaban a los encantamientos de ciertas enfermedades que tuvieron y sancionaron estas prácticas).

Las élites tardomedievales eran muy supersticiosas en general, y muy amigas de llevar amuletos protectores. Se cuenta que Prisciliano también y que llevaba consigo una piedra blanca con un grabado de la cabeza de un león y el nombre de Dios de la que nunca se desprendió.

De pagano a predicador

En algún momento de su vida Prisciliano descubrió la nueva religión y se convirtió en un cristiano converso. En su nueva fe encontró la paz personal. Al entregarse a Jesucristo rompió con su anterior vida, que habría sido excesiva en algunos aspectos. Rechazó el paganismo y se encaminó hacia a una vida ascética, frugal en la comida y la bebida, libre de lujuria, violencia y codicia.

Prisciliano vivió con fervor su nuevo culto, no hacia adentro sino de una forma extrovertida. Era un hombre elocuente, carismático e influyente que celebraba reuniones para discutir sobre cuestiones religiosas. Enseguida se hizo muy popular en su entorno, la Gallaecia. Atraía por igual a nobles y pueblerinos y sobre todo a las mujeres, a las que trataba con cierta igualdad. Debido a su éxito creciente no tardó en recibir miradas de recelo de algunos obispos hispanos. Sobre todo el asunto mujeril intensificó la consideración hacia él como sujeto peligroso.

Predicación de San Pablo en Atenas FUENTE

Prisciliano obispo

A finales de la década del 370 e. c. el priscilianismo continuó llamando la atención para mal. Escandalizaban aspectos de su práctica religiosa como que llevasen a cabo oraciones nocturnas en el bosque, que rezaran desnudos, que los hombres llevasen el pelo largo, que acudiesen también mujeres a las reuniones religiosas, que celebrasen ritos mágicos y que leyesen evangelios apócrifos. Y también comportamientos alimenticios raros, como ayuno y vegetarianismo.

Los priscilianistas además defendían una idea similar al arrianismo: que Jesús era hijo de Dios pero no divino ni eterno. Este ideario suponía un claro desafío al culto oficial. Comenzó entonces una represión violenta de los seguidores de las prédicas de Prisciliano.

En el año 380 e. c. convocó un sínodo en Cesaraugusta (Zaragoza) con obispos hispanos y de Aquitania, de lo que se deduce que el priscilianismo había cruzado los Pirineos. (Quizá Prisciliano volvió a Burdeos, si es que había residido en esa ciudad como estudiante, y predicó también allí). En el concilió se empezó a hablar a las claras de herejía. El líder antipriscilianista era Itacio, obispo de Faro. Y el principal aliado de este era Hidacio, obispo de Mérida.

Ni Prisciliano ni ningún partidario acudió al Concilio de Cesaraugusta. Prisciliano se quejó de que que nadie lo invitó, pero lo cierto es que no era obispo todavía sino predicador laico. A raíz del concilio realizó un escrito defendiéndose y separándose de otras herejías, llamado Libro Apologético.

Muchas de las prédicas de Prisciliano eran una herencia del ascetismo oriental

El Sínodo de Zaragoza no resolvió nada, no hubo ninguna condena. Pero quedó en el aire como un toque de atención que dejaba claro que el ambiente estaba enrarecido. Lo que más escocía a los líderes religiosos era la presencia de mujeres en reuniones cristianas. Y más todavía que fuesen admitidas como diáconas (eclesiásticas de grado inferior), como pudo ser el caso del movimiento priscilianista.

Además, muchos obispos le cogieron tirria a Prisciliano porque se presentaba como una especie de superhombre que soportaba sin quejarse el hambre y la sed, y era humilde y totalmente desprendido. Por ejemplo, Prisciliano se vestía de forma sencilla en contraste con el lujoso atuendo de los jerarcas de la Iglesia hispana. Otras acusaciones al movimiento fueron:

  • Dar la eucaristía fuera de la iglesia.
  • Recibir la hostia consagrada en la mano y llevarla a casa para tomarla más tarde.
  • Caminar con los pies descalzos como Jesús.
  • Defender el voto de pobreza y la caridad.
  • Rechazo a la unión de Iglesia y Estado.
  • Creencia en que cada persona nacía bajo el influjo directo de las estrellas.
  • Oposición a la esclavitud.

Tras el fracaso del Concilio de Cesaraugusta, el obispo Itacio de Faro reactivó la caza de brujas contra los priscilianistas. Pese a ello, en el año 381 e. c., en una artimaña extraña, Prisciliano fue nombrado obispo de Ávila. Fue el primer obispo de esta ciudad, pues hasta entonces no había contado con uno. No se sabe si se permitió su elección para tenerlo así más vigilado o si se debió a alguna corruptela de los obispos partidarios de Prisciliano.

Prisciliano
Prisciliano representado como una especie de archidruida FUENTE

Prisciliano depuesto

Lo primero que hizo Prisciliano como obispo de Ávila fue revolverse contra el obispo Hidacio de Mérida. Mérida era la ciudad más potente política y religiosamente de la Hispania del momento, y Prisciliano y los suyos acudieron allí a sembrar discordia. Pusieron en entredicho a Hidacio lanzando acusaciones de irregularidades eclesiásticas. En respuesta al ataque, Hidacio espoleó a sus gentes para que tratasen con violencia a los priscilianistas. Hidacio de Mérida actuó así azuzado por el principal obispo antipriscilianista, Itacio de Faro.

Hidacio no se conformó con el hostigamiento y movió sus influencias para hacer llegar al emperador Graciano la petición de que atajase a Prisciliano por sospechoso de herejía. El emperador le hizo caso y ordenó la expulsión de Prisciliano y los priscilianistas de puestos en el obispado. También decretó una especie de orden de alejamiento de las ciudades en las que habían ejercido como eclesiásticos.

Prisciliano llevaba sólo un año como obispo en Ávila cuando fue depuesto. Ante la expulsión, el despojo de iglesias y parroquias de los suyos y la caída en desgracia de su doctrina, sus seguidores y él mismo, decidió apelar personalmente al papa viajando a Roma.

Viaje a Roma

El periplo de Prisciliano hacia Roma se inició en Astorga en el año 381 e. c. El viaje por Hispania fue sobre ruedas: por donde pasaba, seguía predicando con gran éxito entre la aristocracia. En el cortejo que lo acompañaba había mujeres, algo de nuevo polémico.

Al llegar a Burdeos el obispo de la ciudad, Delfino, expulsó a Prisciliano y sus acompañantes por herejes. Se había extendido el rumor de que Prócula, una joven aquitana de alta alcurnia, se había quedado embarazada de Prisciliano, y que durante el viaje tomó unas hierbas abortivas. El aborto también estaba muy mal visto por las clases dominantes, como todo lo que supusiese una cierta liberación de la mujer. Este episodio nos hace pensar que en lo sexual Prisciliano era bastante liberal. Aunque teniendo en cuenta que su corriente alababa el celibato, es factible que fuese un bulo.

El papa no está ni se le espera

La comitiva de Prisciliano llegó finalmente a Roma, pero el papa Dámaso se negó a concederle audiencia. Ante este varapalo, se dirigieron a Milán para entrevistarse con Ambrosio, obispo allí, pero este tampoco los recibió. Corría el año 382 e. c. Entonces decidieron volver a Roma.

En su recorrido por Italia Prisciliano fue ganando adeptos en cada ciudad gracias a su elocuencia y retórica. También sacó tiempo para escribir el Libro a Dámaso, un texto que recoge su versión de los hechos de su anulación al papa Dámaso.

El discurso de Prisciliano para justificarse ante el papa nunca fue escuchado, pues el Santo Padre volvió a rehusar entrevistarse con él. De hecho, Dámaso ni siquiera contestó a la petición. Se cree que actuó así porque estaba nervioso por un enfrentamiento previo aún candente entre él y Ursino, un eclesiástico que en el pasado le había disputado el puesto de obispo de Roma.

Retrato del papa Dámaso I. Nacido en Gallaecia, fue el impulsor de la creación de la Vulgata FUENTE

Si las cosas no salen como tú quieres, quéjate hasta que se hagan realidad

La solución que encontró Prisciliano ante la negativa del papa fue recurrir al poder civil. Se entrevistó con un representante del emperador Graciano (este se encontraba en los Balcanes). El representante, un tal Macedonio, anuló la degradación eclesiástica y permitió a los priscilianistas regresar a sus sedes e iglesias. Se menciona que Prisciliano engrasó el asunto con un soborno a Macedonio, aprovechando que ya entonces había mucha corrupción en Roma. También se dice que Macedonio actuó así para fastidiar al obispo de Milán, Ambrosio, con el que se llevaba a matar.

Tras la jugada maestra, Prisciliano y los suyos regresaron victoriosos a Hispania en el 383 e.c. Prisciliano volvió a ocupar el obispado de Ávila y devolvió el golpe a Itacio de Faro, al que acusó de «perturbar la paz de las iglesias». Se rumorea que untó al gobernador civil de Lusitania para que acosara a Itacio, con lo que el obispo de Faro tuvo que huir a los Pirineos. Itacio se refugió en las Galias, cerca de la ciudad Tréveris (actual Alemania).

El conflicto entre Prisciliano e Itacio, lejos de olvidarse, se volvió a activar un año después. Lo vemos en la siguiente entrada.

Fuentes:
PRISCILIANO – Vida y muerte de un disidente en el amanecer del Imperio cristiano
,
de Diego Piay Augusto. Ediciones Trea – Estudios históricos la Olmeda – Colección Piedras Angulares. 2019.

SOBRE MÍ Me llamo Pablo A. García. Tengo tres novelas publicadas: Un oficio indiscreto es una novela negra en un mundo de ciencia ficción. Porvenir es una aventura espacial futurista con toques apocalípticos. La Secta del Fuego es una novela de espada y brujería. 
También he escrito para Ediciones Akal el libro de divulgación histórica La Francia de Gilles de Rais. El primer asesino en serie de la historia. Además, participo en el pódcast sobre cine e historia La Hoguera de los Necios.

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