Nikola Tesla fue muchas cosas: inventor, ingeniero, físico y humanista. Hoy en día se ha convertido en un icono de la cultura popular, símbolo del científico genial y excéntrico, del inventor adelantado a su tiempo y, quizá por eso, incomprendido.
¿Fue Tesla el más grande y olvidado inventor del siglo XX? ¿Quién iluminó al mundo? No podemos decir tanto de una sola persona, ni siquiera de Nikola Tesla. Pero es justo reconocerlo como patriarca de la corriente alterna y fundador de la industria eléctrica moderna.

Tesla nunca llegó a ser tan famoso como su archienemigo Edison (que, por cierto, fue su jefe). Pero hoy en día se le considera una especie de superhéroe de la ciencia enfrentado al supervillano Edison.
El atractivo de Tesla se debe, en parte, a haber sido un personaje misterioso, oscuro y controvertido, relacionado con experimentos extraños, armas secretas y teorías utópicas. Asimismo, inspira compasión por ser un genio incapaz de obtener beneficio de sus inventos, y también por ser un hombre desprendido en favor de un bien mayor para la humanidad.
Biografía de Tesla
Tesla nació en 1856 en la ciudad de Smiljan, que entonces formaba parte del imperio astrohúngaro, y hoy en día se sitúa en Croacia.

Se cuenta que cuando tenía 3 años, mientras acariciaba el lomo de su gato, el roce de su mano produjo una lluvia de chispas (o sea, electricidad estática) y Tesla quiso averiguar cuál era el motivo. Según la leyenda (probablemente inventada) así comenzó su obsesión con la electricidad.
Su padre era un pastor ortodoxo. Lo presionó para que tuviera vocación religiosa, pero por suerte Tesla no siguió sus pasos. Su madre era una inventora de artilugios que, entre otras cosas, diseñó un batidor de huevos mecánico.
A los Tesla 17 años Tesla padeció la enfermedad del cólera. Se dice que su padre le prometió que lo enviaría a la mejor escuela de ingeniería si se curaba. Tesla se curó tras varios meses padeciendo. Pasó por el ejército primero y luego fue a la universidad. Estudió ingeniería mecánica y eléctrica en Austria y física en Checoslovaquia, aunque no terminó los estudios.
Tras dejar abandonar su formación, trabajó en compañías eléctricas y telefónicas en Europa, concretamente para la compañía Edison en París. Esto sucedió antes de emigrar a Nueva York en 1884.
Tesla en Nueva York
Llegó a Nueva York el mismo año que la Estatua de la Libertad. Tenía 28 años, unos pocos centavos y una carta de recomendación para Thomas Edison que decía:
“Querido Edison: conozco a dos grandes hombres y usted es uno de ellos. El otro es este joven”.
En esa época Tesla estaba muy interesado en estudiar la corriente alterna, mientras que Edison apostaba por la corriente continua. Edison monopolizaba la iluminación de N. Y. y otras ciudades.
Edison contrató a Tesla para que mejorara los diseños de sus generadores de corriente continua. Tesla se dedicó a ello durante un año y proporcionó a Edison diversas y lucrativas nuevas patentes. Edison llegó a ofrecerle una recompensa de 50.000 dólares por sus logros, sin embargo el inventor se negó a pagar diciendo que había sido «una broma americana». Debido a esta y otras desavenencias, Tesla dimitió disgustado y decepcionado. Edison había sido su héroe hasta entonces, pero eso se había terminado.

La Guerra de las Corrientes
Después de fundar su propia compañía, que quebró al poco tiempo, y hasta trabajar un año como obrero cavando zanjas, la Western Union Company contrató a Tesla para generar y transportar corriente alterna a largas distancias.
Edison apostaba por la corriente continua, que era difícil convertir a otros voltajes. Tesla se decantó por la corriente alterna, que era más fácil de transportar. Aunque Tesla ganó la batalla, fue Edison quien pasó a la historia como el padre de la electricidad.
Edison, como parte de la Guerra de las corrientes, decía que la C. A. solo valía para la asesinar gente. De hecho, un colaborador de Edison inventó la silla eléctrica y la diseñó para que funcionara con C. A. También para desprestigiar la C. A., Edison electrocutaba públicamente a perros y caballos para demostrar los peligros de la idea defendida por Tesla.
Tesla venció a Edison en la Exposición Mundial Colombina de Chicago de 1893. Exhibió generadores y motores de C. A. y demostró que la C. C. era más simple pero menos eficiente. La C. A. se impuso justamente. Edison y su compañía mordieron el polvo.

Más tarde, con la supervisión de Tesla, se construyó una central hidroeléctrica en las cataratas del Niágara. Debido al alto coste, se le pidió al científico serbiocroata que renunciara a las regalías. Tesla, en un gesto magnánimo o torpe, según se mire, accedió y rompió el contrato. Antepuso su filosofía humanista al beneficio económico.
Después de la Guerra de las Corrientes
En el apogeo de su carrera, Tesla era carismático, cosmopolita e ingenioso. Tenía grandes dotes sociales y se codeaba con literatos como Mark Twain y Rudyard Kipling. También era arrogante y maniático de la higiene, y tenía miedo a los pendientes de las mujeres.
En los años siguientes se dedica sobre todo a investigar ondas de radio y ondas de altas frecuencias. En 1890 consiguió iluminar un tubo de vacío sin cables, haciendo llegar la energía necesaria a través del aire. Así comenzó su gran obsesión por la trasmisión inalámbrica de energía.
Tesla también construyó su famoso barco teledirigido, el Teleautomaton. El invento despertó admiración pero no inversores. Pero el gran logro de Tesla fue el motor de inducción. Con él consiguió generar energía mediante campos magnéticos rotantes producidos por una corriente alterna polifásica.
En sus últimos años siguió dedicándose a su gran sueño: trasmitir energía de forma aérea, sin cables, aprovechando la conductividad de las capas superiores de la atmósfera para distribuirla libremente (gratis) por todo el planeta.
La Torre de Wardenclyffe, de más de 60 metros, era la clave de este proyecto, pero no terminó de construirse por falta de presupuesto. Posteriormente fue derribada.

Fobias, obsesiones y etapa mística
Tesla vivió siempre solo, lleno de fobias y obsesiones y en el más estricto celibato. De hecho, no toleraba el contacto físico. Adoraba a las palomas y tenía una idea fija relacionada con el número 3. Debía dar 3 vueltas alrededor de un edificio antes de entran en él.
Sus últimas teorías tuvieron un carácter más místico que aplicable. Por ejemplo, considera posible comunicarse con habitantes extraterrestres. Poco a poco fue cayendo en el olvido y rodeado de teorías conspiranoicas. Tanto es así que, al comienzo de la II Guerra Mundial, la prensa se había hecho eco del misterioso proyecto del rayo de la muerte. Se trataba de un pulso electromagnético que sería capaz de derribar una flota de 10.000 aviones a 400 km de distancia. Tesla creía que si se entregaba este arma a cada país terminarían las guerras. Predijo así el concepto conocido como Destrucción mutua asegurada de la Guerra Fría.
Tesla murió de un infarto en New York en 1943, en la habitación de hotel donde vivía. Tenía 87 años.
Predicciones de Tesla
- Tesla predijo con un siglo de anterioridad la comunicación sin cables. Creía que en el futuro habría transmisión de datos, señales telefónicas, documentos, archivos musicales y vídeos, todo sin cables. O sea, Internet.
- Tesla habló de tecnología de bolsillo cuando este concepto aún era muy lejano, en 1926. De hecho, él acuñó ese término. Es decir, previó la existencia de los smartphones.
En definitiva…
La personalidad y el pensamiento de Tesla era totalmente humanista, y se puede resumir esta frase que se le atribuye:
“Si no tiene como finalidad la mejoría de las condiciones humanas, la ciencia es una perversión”
Nikola Tesla
Si quieres saber más cosas sobre el enfrentamiento de alto voltaje entre Tesla y Edison, escucha el episodio dedicado a ambos inventores del podcast La Hoguera de los Necios.
SOBRE MÍ Me llamo P. A. García y soy escritor. Tengo tres novelas publicadas: Un oficio indiscreto es una novela negra en un mundo de ciencia ficción. Porvenir es una aventura espacial futurista con toques apocalípticos. La Secta del Fuego es una novela de espada y brujería. Además, participo en un podcast sobre cine e historia, con mucho humor, llamado La Hoguera de los Necios.